martes, 5 de agosto de 2014

Agosto día 2: atardeceres al borde de una piscina.

No.
No vamos a la playa. 
No nos gustan las aglomeraciones de agosto, estar pegados a los de la sombrilla de al lado, que nos echen arena en la toalla o aguantar los ronquidos del pariente de la del bocata de atún...

Y aunque echamos de menos el mar, en la ciudad tenemos nuestro balón de oxígeno para sobrevivir.

Despertar de las siestas con un roce de pies, abrir los ojos y ver esta maravilla de atardecer, oler a césped recién regado o cortado, tumbarnos en el borde a tomar el sol...

Y ver las sonrisas de ella, de él ... 

Ahora ya sabéis porqué no echamos de menos la playa...


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