Es un cuarto sin ascensor. A 50 metros de la playa. Subimos y bajamos andando unas 8 veces al día. Ellos siempre nos reciben.
Negro y Mancha.
Negro mete su cabeza entre los barrotes a ver quien sube por la escalera, mueve la cola y viene a que lo acariciemos. Como buen perro.
Mancha asoma tras los escalones. No se acerca. Mira desconfiadamente. Como buen gato.
Pero hoy Negro se ha quedado atrás, receloso. Y Mancha ha sido el que ha salido de entre los escalones. Y ha venido maullando. Restregándose. Y sí, en ese momento nos ha dejado q le pongamos la mano encima.
Yo creo que ha sido el olor a tartar de atún del Chef.
Este gato, que es un listo...
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