martes, 19 de agosto de 2014

Agosto día 7: barcos

Tengo un vecino que se pasa las soporíferas tardes de verano, cuando el sol más aprieta directo a su ventana, haciendo barcos. En miniatura.

Él está entretenido. A sus nietos les apasiona y a sus hijos les encanta porque tiene a los niños entretenidos. Cuando eran pequeños compartían afición con el padre, pero después de 10 barcos para cada uno, bien expuestos con sus 10 vitrinas, ¿quién quiere más?

Mi vecino, incluso, los ha regalado en alguna boda. Que sí, q es una obra maestra del arte de la paciencia, un templa-nervios, pero que digo yo que unos recién casados para qué quieren La Pinta en la entrada de su casa. O en el salón.

Y claro, tanto "oh, qué bonito" también ha tenido su recompensa. Y ha llegado este verano. Un precioso barco azul y rojo, con ancla y velas, y proa y popa...

Es mi barco, el único que tendré yo que soy de secano y la humedad del mar me agobia mucho en esta época.

¿A qué es precioso? 


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