martes, 12 de agosto de 2014

Agosto día 5: ¡que se pare el mundo!

Curioso y sorprendente es el ritmo de las grandes ciudades. Cómo nos acostumbramos a él y cómo lo incorporamos a nuestras vidas, aunque estemos por esa gran ciudad de paso.

Así que nos resulta extraño, en medio de esta vorágine, encontrar un hombro en el que apoyarse, un abrazo que te recoge, una mejilla a la que besar, unos labios que te rozan, una mano que te sujeta...un segundo siquiera para pensar en ello y hacerlo y sentirlo...

Y seguir luego con nuestras prisas pero sin olvidar, de vez en cuando, volver a los básicos.

Porque en agosto también hay tiempo para pararse, observar, sentir y sonreír ante escenas tan cariñosas como la que hace un tiempo presenciamos en el Metro. 

Más abrazos y menos prisas, por favor. 


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